3 de junio de 2011

Clouds.

This time tomorrow where will we be? On a spaceship somewhere sailing across an empty sea? This time tomorrow what will we know? Will we still be here watching an in-flight movie show? I'll leave the sun behind me and watch the clouds as they sadly pass me by. Seven miles below me I can see the world and it ain't so big at all.  This time tomorrow what will we see? Fields full of houses, endless rows of crowded streets. I don't know where I'm going, I don't want to see, I feel the world below me looking up at me. Leave the sun behind me, and watch the clouds as they sadly pass me by. And I'm in perpetual motion and the world below doesn't matter much to me.


Inspiring lyrics courtesy of The Kinks.

2 de junio de 2011

Nada.

Pues bueno, este es el segundo intento de post acerca de este tema. Resulta que para ilustrarlo estuve buscando unas imágenes concretas que no conseguí encontrar y desistí de postear. Pero hoy lo retomo.

El tema es que cuando era pequeña me acuerdo perfectamente de que había una gama de electrodomésticos (a pesar de que no haya imágenes de ellos ni debajo de las piedras), recuerdo en concreto la lavadora y el microondas, que eran de colores, es decir, cada parte del aparato era de un color diferente del parchís. Por favor si alguien tiene o encuentra alguna imagen de ellos que me lo comente, porque estoy mosca con el asunto, porque a lo mejor lo soñé, no sé. Bueno, el tema es que yo siempre le decía a mi madre que cuando fuera mayor y tuviera mi propia casa (ilusa de mí) mi cocina sería toda de colorines y con esos electrodomésticos. Cada vez que pasaba delante de una tienda en la que tenían la lavadora en cuestión en el escaparate se me caía la baba (raro, lo sé). Pues bueno, esto pretendía ser la introducción a lo que de verdad quería contar pero me ha quedado más extenso de lo que preveía. En fin, que ya de pequeña era yo toda una preocupada de la decoración. Otra de las cosas que quería tener en mi casa era un piano de cola, no sé a cuento de qué, pero así era. Pues de estas dos cosas, una ha cambiado y la otra se mantiene intacta en mi cabeza.

Sí, me gustaría tener un piano de cola en mi salón. ¿Por qué? No lo sé. ¿Sé tocarlo? De momento me temo que no. ¿Acaso importa? Pues tampoco. Si invoco a Freddie Mercury para que toque un par de temas en el piano de mi salón, ¿vendrá? Who knows.



Y a mis 22 años he pasado de babear porl a cocina de colores a babear por algo un poco menos llamativo. Por pedir que no sea. La lounge chair de los Eames. Es discreta, cómoda, elegante y la quiero. La clásica, de madera oscura y piel negra (a poder ser sintética, cosa que no sé si hace). 6.000 € aprox.

Míralos ellos, que majetes Ray y Charles.


Fotos vía: Robadas impunemente de Flickr y Tumblr, perdónenme.