6 de junio de 2010

Cita semanal.

El semanal de El País siempre (siempre) trae algo interesante en el que invertir un poco de tiempo. Me suelen gustar mucho los artículos que, desde hace unos meses, publican acerca de temas de psicología. Siempre son interesantes. En realidad creo que, en la mayoría de los casos, cualquier lectura que te haga pensar acerca de ti mismo, de tus actitudes, de tus actos - contigo mismo y con los demás -, es interesante para cualquier persona. Y es que, a veces, esa labor de introspección no surge espontáneamente sino que se necesita que, a veces, algo o alguien pulse la tecla adecuada para que puedas dejar de lado las preocupaciones del día a día y sumergirte en conceptos mas íntimos y personales. En mi caso, esa tecla son estos artículos que con tanta emoción leo y releo. El de esta semana se titula "Anatomía de la codicia" y me gustaría enseñar un par de fragmentos que a mi me emocionaron y que me gustaría compartir con quién se anime a leerlos.
"En el escenario socioeconómico actual, ¿es el sistema capitalista el que nos condiciona para convertirnos en personas competitivas, ambiciosas y corruptas, o somos nosotros los que hemos creado una economía a nuestra imagen y semejanza? ¿Qué viene antes: el huevo o la gallina? De las tesis formuladas por Lowenstein se desprende que en este caso el huevo es la gallina. Es decir, que nuestra incapacidad de ser felices nos ha vuelto codiciosos, convirtiendo el mundo en un negocio en el que nadie gana y todos salimos perdiendo. Y en paralelo, el sistema monetario sobre el que se asienta nuestra existencia dificulta y obstaculiza la ética y la generosidad que anidan en lo profundo de cada corazón humano."
 
"Un hombre de negocios pasaba sus vacaciones en un pueblo costero. Una mañana advirtió la presencia de un pescador que regresaba con su destartalada barca. “¿Ha tenido buena pesca?”, le preguntó. El pescador, sonriente, le mostró tres piezas: “Sí, ha sido una buena pesca”. El hombre de negocios miró al reloj: “Todavía es temprano. Supongo que volverá a salir, ¿no?”.
Extrañado, el pescador le preguntó: “¿Para qué?”. “Pues porque así tendría más pescado”, respondió el hombre de negocios. “¿Y qué haría con él? ¡No lo necesito! Con estas tres piezas tengo suficiente para alimentar a mi familia”, afirmó el pescador. “Mejor entonces, porque así usted podría revenderlo”. “¿Para qué?”, preguntó el pescador, incrédulo. “Para tener más dinero”. “¿Para qué?”. “Para cambiar su vieja barca por una nueva, mucho más grande y bonita”. “¿Para qué?”. “Para poder pescar mayor cantidad de peces”.
“¿Para qué?”. “Así podría contratar a algunos hombres”. “¿Para qué?”. “Para que pesquen por usted”. “¿Para qué?”. “Para ser rico y poderoso”. El pescador, sin dejar de sonreír, no acababa de entender la mentalidad de aquel hombre. Sin embargo, volvió a preguntarle: “¿Para qué querría yo ser rico y poderoso?”. “Esta es la mejor parte”, asintió el hombre de negocios. “Así podría pasar más tiempo con su familia y descansar cuando quisiera”. El pescador lo miró con una ancha sonrisa y le dijo: “Eso es precisamente lo que voy a hacer ahora mismo”."
"Un político, un empresario y un intelectual visitaron al sabio Lao Tsé. Habían oído que era feliz. Al verle, los tres sintieron que su presencia emanaba armonía, paz y serenidad. “¿Acaso tienes poder sobre otros hombres?”, le preguntó el político. Lao Tsé negó con la cabeza. “El único hombre del que soy dueño es de mí mismo”. El empresario intervino: “¿Acumulas riquezas materiales?”. El sabio volvió a negar. “Lo único que tengo son estas ropas que llevo puestas”. El intelectual añadió: “¿Has alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?”. Lao Tsé negó con la cabeza por tercera vez. “El único conocimiento que atesoro es el que me brinda mi experiencia”. Desconcertados, los tres hombres preguntaron: “Y entonces, dinos: ¿cuál es la causa de tu felicidad?”. El sabio sonrió: “La verdadera felicidad no tiene ninguna causa. Estoy vivo, y es lo único que necesito para ser feliz”."
Ilustraciones vía: Flickr

Las ilustraciones, no tienen mucho que ver con el tema, pero me acordé del maravilloso ilustrador Jose Luis Ágreda que hace ilustraciones habitualmente para el semanal y quise incluirlo en esta entrada.

0 comentarios:

Publicar un comentario