19 de octubre de 2010

Perfecta.

Así es como definiría yo a esta vajilla. Cortesía de unos hermanos franceses muy guays apellidados Bouroullec. El tema de la vajilla es algo que me parece muy interesante, es una preciosidad ver una mesa montada con vajilla, cristalería, cubertería, manteles, servilletas, etc. La mayoría de las vajillas que veo últimamente me transmiten una sensación de "falsa modernidad" (un término que yo aplicaría a otros ámbitos todo sea dicho). Que si cuadrados, que si ovalados, que si colores por todos los lados, que si dibujos, que si mil piezas diferentes, por no hablar ya de formas imposibles, precios desorbitados y cero soluciones prácticas. 

A mí las vajillas que realmente me gustan, son las blancas, sencillas, sin adornos ni pretensiones. Y eso que yo siempre soy firme defensora de la vida en technicolor, pero en este caso no. Creo que, en el momento de sentarse a la mesa a comer, los protagonistas son los ingredientes y cualquier elemento que les quite ese protagonismo, resta puntos. Por eso, hoy, cuando descubrí esta maravilla, me dije a mi misma: Así sí.




Todo pensado para que las piezas encajen y ocupen lo menos posible en la alacena. Para usar todos los días y los días de fiesta, también. Los de Alessi saben lo que hacen. Repito: Así sí.

Y vuelvo a repetir: Lo importante son los ingredientes. Y parece que alguien esta de acuerdo conmigo:


Fotos vía: Bouroullec

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