17 de febrero de 2011

Leer.

Estoy leyendo El retrato de Dorian Grey. Es la primera obra de Oscar Wilde que leo y... wow! Alucino con este hombre. Qué manera tan deliciosa de escribir, qué personajes tan atractivos, que gusto leerlo. Lo cierto es que tenía ciertas reservas a la hora de ponerme a leerlo porque el penúltimo libro que había leído (intentado) fue Madame Bovary, de Flaubert, y como son más o menos de la misma época pensé que pasaría como con este, páginas y páginas de descripciones minuciosas que llegan a desesperar un poco (aunque intentaré acabarlo algún día). Sin embargo la sorpresa no podía ser mejor, sólo llevo dos capítulos y ya me tiene enamorada. Tengo esa sensación que tienes cuando una película o una canción te gustan tanto que no quieres que acaben nunca. Te paras en cada palabra, relees frases, señalas páginas e incluso copias fragmentos para no olvidarlos, un poquito de síndrome de Stendhal creo. Por si alguien lo duda, con sólo dos capítulos leídos, lo recomiendo fervientemente.


Este es el señor Wilde, que primero fue alabado por la sociedad victoriana de la época por su obra y luego condenado a trabajos forzados por, sí, ser gay.



Esta es su tumba (obra de un escultor llamado Jacob Epstein) a la que, seguramente unos reprimidos, mutilaron los genitales. Sin embargo, en el detalle que muestra la segunda imagen se puede comprobar que la mayoría de la gente que visita su tumba no es para mofarse sino para demostrarle su afecto.

Para acabar uno de los fragmentos de El retrato de Dorian Gray que, hasta el momento, más me gustaron (quizás por le momento de mi vida que estoy viviendo):

"¡Ah! Goce de su juventud mientras la tenga. No desperdicie el oro de sus días escuchando a los tediosos, intentando detener el desesperado fracaso o dando su vida al ignorante, al cómodo o al vulgar. He ahí los falsos ideales de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la maravillosa vida que hay en usted! No deje que se pierda nada. Busque siempre nuevas sensaciones. Que nada le asuste... Un nuevo hedonismo, eso es lo que nuestro siglo quiere. Usted puede ser su símbolo visible. Con su personalidad no hay nada que usted no pueda hacer. El mundo le pertenece durante algún tiempo... "

PD: Wilde: "No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo."

1 comentarios:

Sarusky95 dijo...

Me encanta Oscar Wilde también y ya quehablas tan bien del libro voy a leerlo por curiosidad! xDD

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