Ayer por la noche volví a ver una película. La habían dado en La primera, hace un par de semanas. Se titula La noche es nuestra (We own the night). A mí personalmente me parece una joyita, sobria, elegante, con ritmo y con, sobre todo, un actor espectacular. Joaquin Phoenix tiene, sin duda, muchísimo talento, con un primer plano bestial. Sin duda la expresividad de la mirada es lo que define a un actor dramático como el. Phoenix no es una cara bonita, ni lo necesita. Porque cuando tienes esos ojos verdes, da igual todo lo demás, puedes expresarlo todo con un parpadeo. Porque no necesitas transformarte, porque el Phoenix de Two Lovers y el de La noche es nuestra son, físicamente iguales y, sin embargo, son polos opuestos por su carácter. Su fortaleza o su fragilidad está en su cara, en sus ojos, en su nariz en tensión, en su cicatriz del labio, todo marca de la casa y , sin embargo, en cada película significan algo diferente. De eso se trata, supongo.
PD: De su transformación para I´m still here no me pronuncio que aún no la he visto.
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